
Además de la
celulosa y las ceras naturales, las frutas suelen tener un alto contenido de
fibras pécticas – es el tipo de fibras que el sistema digestivo puede procesar.
El resto de fibra alimentaria, que nos recomiendan a diario los nutricionistas
y los anuncios, en realidad no proporciona nutrientes al cuerpo, sino sirve
para estimular el trabajo de los intestinos. Es por eso que la fruta resulta tan
adecuada para hacer el ayuno suave sin necesidad de hospitalización, ya
que las fibras pécticas y los nutrientes esenciales ayudan a mantener activo el
sistema digestivo, mientras la celulosa trabaja para evacuar las toxinas fuera
de nuestro cuerpo de la manera más natural.
Es bueno
saber que las frutas pasan por el estómago con gran celeridad, sobre todo cuando
se consumen solas, es decir sin mezclarlas con otras frutas u otro tipo de
comida (leche, cereales, carnes, etc.) De hecho uno de los mayores errores que
suele cometer la gente es comer fruta fresca de postre. Lo que pasa en estos
casos es que en un estómago lleno de varios tipos de comidas en proceso de
descomposición, se añade al final un zumo de fruta que al no poder ser digerido
al momento, empieza a fermentar y producir gases, acidez, etc. Al ser la fruta
tan ligera de digerir, siempre hay que procurar consumirla sola y antes de la
ingesta de cualquier otro alimento. Lo ideal es tomar a diario un desayuno o un
almuerzo de fruta, aunque si hemos comido ligero y sentimos que el estómago
está suficientemente vacío, podemos también tomar fruta en la merienda.
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